jueves, 27 de agosto de 2015

Como elegir un cachorro para nuestra familia









El test de imprinting es uno de los principales test para conocer el carácter de tu perro, sin duda, para su mejor aplicación es necesario una asesoría especializada, aunque para un amo bien informado puede ser de gran utilidad para conocer bien el carácter de su futuro mejor amigo.

Test del Imprinting

Se entiende por imprinting un proceso mental complejo que hace que el cachorro considere al hombre como un congénere y, por lo tanto, desee el contacto con él.

Edad.



Treinta-cuarenta días, si se quiere tener todavía la posibilidad de intervenir para corregir posibles resultados negativos.

Lugar.

Dada la tierna edad de los cachorros, el test sólo, puede tener lugar en el criadero o en casa del propietario de la camada.

Tiempo necesario.

Un cuarto de hora aproximadamente.

Quién realiza el test.

Cualquier persona adulta, con la condición de que sea desconocida para los cachorros.

Modo de ejecución.

Acercarse a la camada caminando tranquilamente, sin hablar ni hacer gestos bruscos.
Sentarse en medio de los cachorros y observar sus reacciones.

Respuestas:

a) Los cachorros corren inmediatamente a inspeccionar y a oler al hombre, le invitan al juego y dan muestras de confianza.
b) Los cachorros rondan interesados alrededor del hombre, pero se mantienen a una distancia de seguridad y alguno de ellos insinúa reacciones agresivas (gruñidos o ladridos).
Al cabo de unos minutos los más temerarios empiezan a acercarse y en poco tiempo todos los cachorros cogen confianza con la persona extraña.
c) Los cachorros huyen a esconderse en un rincón, visiblemente atemorizados por la presencia humana.

Resultados:

a) La camada ha tenido un imprinting excelente, se puede comprar uno de los cachorros con la certeza de que para él, el hombre será un compañero y un amigo.
b) El imprinting todavía es incompleto, puede tratarse de un ligero retraso por parte del criador a la hora de establecer una relación con los cachorros.
O bien de animales que requieran algo más de tiempo.
También puede tratarse de imprinting focalizado en una sola persona.
Es conveniente realizar una nueva prueba pasada una semana.
c) Los cachorros carecen totalmente de imprinting.
Esta situación es peligrosa porque a partir de la cuarta semana de vida se hace irreversible.
Afortunadamente, entre los treinta y cinco y los cuarenta días el daño todavía se puede remediar.

Impulsos heterófilos o de tipo altruistas.

- Apego al hombre.
- Confianza en el hombre.
- Sentido del deber.
- Sumisión.
- Docilidad.
- Espíritu de sacrificio.
- Vigilancia.
- Defensa del hombre o de sus congeneres.

Impulsos egófilos o de tipo egoísta.

- Impulso hacia el alimento.
- Impulso sexual.
- Impulso para el movimiento.
- Impulso para la lucha.
- Impulso para el juego.
- Impulso para la fuga.
- Carácter.
- Resistencia.
- Mordedura.
- Autodefensa.









Es una larga fase de aprendizaje durante la cual el cachorro adquiere el conjunto de los comportamientos necesarios para la vida en jauría. Comienza hacia las seis semanas de edad y termina arbitrariamente a los cuatro meses de edad, aproximadamente. Durante este período se pueden cometer errores de crianza y de educación que pueden comprometer la armonía y el equilibrio de la convivencia entre el amo y su compañero.
Cuando nace, el cachorro ignora a qué especie pertenece. Debe identificarse con su especie. Va a adquirir esta información mediante un aprendizaje particular, casi irreversible, que en inglés se denomina “imprinting” y que podría traducirse como “impregnación” o “identificación” con su especie. Un animal mal “impregnado” con su especie está perdido para la misma.


Es una larga fase de aprendizaje durante la cual el cachorro adquiere el conjunto de los comportamientos necesarios para la vida en jauría. Comienza hacia las seis semanas de edad y termina arbitrariamente a los cuatro meses de edad, aproximadamente. Durante este período se pueden cometer errores de crianza y de educación que pueden comprometer la armonía y el equilibrio de la convivencia entre el amo y su compañero.
Cuando nace, el cachorro ignora a qué especie pertenece. Debe identificarse con su especie. Va a adquirir esta información mediante un aprendizaje particular, casi irreversible, que en inglés se denomina “imprinting” y que podría traducirse como “impregnación” o “identificación” con su especie. Un animal mal “impregnado” con su especie está perdido para la misma.


Conocer su línea de sangre.

• Evaluar calidad de la madre y del padre. Grado de atención a los cachorros, estabilidad de carácter.

• Se buscaran cachorros que se integren en los juegos comunes, que busquen interacción con sus hermanos, madre y humanos.

• Se evaluará la autonomía e interés por explorar de cada cachorro.

• Se evaluará la resilencia de cada cachorro. Capacidad del perro de regresar a su estado anterior de equilibrio tras una experiencia que le haya afectado negativamente.

• Se evaluará la predisposición de cada cachorro al juego de presa.

• Se evaluará el estado de salud.

• Se retirará al cachorro de la madre y hermanos pasado los dos meses y medio de vida.

• Se pedirá que el cachorro cuente con el plan sanitario completo. ( VER ANEXO I )

• Se pedirá la identificación (tatuaje) y su registro en la F.C.A. del cachorro.

• Se evaluará en plan de socialización realizado por el criador.


l período de socialización del perro doméstico es un ejemplo de período sensible en el desarrollo de la conducta. En un período sensible el ambiente tiene un efecto particularmente intenso y duradero sobre el desarrollo del individuo.

Las características principales de este proceso pueden resumirse del siguiente modo:

1) El inicio del período de socialización depende del desarrollo sensorial y motor del animal; en otras palabras, la socialización empieza cuando los órganos de los sentidos son mínimamente funcionales y la coordinación motora está lo suficientemente desarrollada como para que el animal pueda explorar el entorno e interactuar con otros individuos.

2) El final del período de socialización depende de la aparición de una respuesta de miedo frente a estímulos desconocidos. Esta respuesta no aparece hasta que el cachorro tiene 5 semanas de edad, y su intensidad aumenta gradualmente desde entonces. La aparición de la respuesta de miedo hace que la tendencia del animal a explorar situaciones nuevas disminuya paulatinamente a partir de las 8 semanas de edad aproximadamente. Cuando el perro tiene entre 10 y 12 semanas de edad, la respuesta de miedo es lo suficientemente intensa como para finalizar el período sensible de socialización. El mecanismo responsable de la aparición de la respuesta de miedo no ha sido establecido con claridad, pero los trabajos realizados con otras especies sugieren que su aparición depende de la maduración de las estructuras nerviosas que controlan la respuesta de miedo. El período sensible de socialización sería por tanto el espacio de tiempo comprendido entre el inicio de la madurez sensorial y la madurez de las estructuras nerviosas que controlan la respuesta de miedo frente a situaciones nuevas. Los límites de dicho período muestran una cierta variabilidad entre razas y entre individuos de una misma raza.

3) La socialización durante el período sensible permite que el perro desarrolle una conducta social normal con relación a otros perros y, en su caso, a las personas. Dicha socialización no depende de un proceso de condicionamiento y no requiere por tanto reforzamiento positivo.

4) La recomendación práctica derivada de la existencia del período sensible de socialización es que el perro debería tener contacto con personas y con otros perros durante el período de tiempo comprendido entre las 3 y las 12 semanas, y muy especialmente entre las 5 y las 8. Existe una amplia evidencia experimental que demuestra que una socialización inadecuada aumenta muy considerablemente el riesgo de que el animal muestre posteriormente problemas de comportamiento, incluyendo miedo y/o agresividad hacia las personas o hacia otros perros.
Igualmente, es conveniente que durante el período sensible el cachorro entre en contacto con las situaciones que probablemente encontrará en
la edad adulta. Hay que tener en cuenta, según algunos autores, que la socialización con las personas depende fundamentalmente de estímulos visuales; la imagen visual de un niño es probablemente muy distinta a la de un adulto y, en consecuencia, es importante que el perro tenga contacto con unos y con otros durante el período de socialización. Aunque es difícil comprobar este extremo de forma experimental, la evidencia clínica sugiere que la falta de contacto con niños durante el período sensible puede efectivamente ser un factor de riesgo.

5) La socialización continúa siendo posible una vez finalizado el período sensible; no obstante, la propia respuesta de miedo hace que sea lenta y difícil. A la inversa, los resultados de una socialización adecuada durante el período sensible pueden disminuir muy considerablemente si el animal no tiene contacto con las personas o con otros perros durante el período juvenil.







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