jueves, 20 de noviembre de 2014

martes, 5 de agosto de 2014

Para entender mejor una exposición


Reynaldo de La Tregua

SISTEMA DE JUZGAMIENTO DE EXPOSICIONES DE ESTRUCTURA Y BELLEZA
FEDERACION CINOLOGICA ARGENTINA
Las razas caninas  se dividen  en 10 grupos, según reglamentación de la Federación Cinológica Internacional:
GRUPO 1: perros de pastoreo y boyeros (excepto boyeros suizos)
GRUPO 2: perros molosos y boyeros, incluídos Pinscher y Schnauzer (se hace esta aclaración porque Pinscher y Schnauzer no son molosos)
GRUPO 3: terriers
GRUPO 4: dachshunds
GRUPO 5: perros de tipo Spitz (orejas naturalmente erectas y en punta) y primitivos
GRUPO 6: perros de rastro (detectan con su olfato)
GRUPO 7: perros de muestra (“muestran” la presa)
GRUPO 8: perros cobradores de caza y de agua
GRUPO 9: perros de compañía y toy (pequeños)
GRUPO 10: lebreles y semejantes
Los perros se dividen en categorías según sexo y edad. Se ponen en juego puntos para lograr los títulos de  Joven Campeón Argentino,  Campeón Argentino y Gran Campeón Argentino. En Exposiciones Internacionales como la que estamos llevando a cabo también se entregan Certificado de Aptitud a Campeón Internacional de Belleza y Certificado de Aptitud a Campeón Latinoamericano de Belleza. Estos 2 últimos se entregan solamente al mejor macho adulto y a la mejor hembra adulta.
El Juez teniendo en mente el “standard” de cada raza selecciona según su criterio, el mejor cachorro de raza, el mejor joven de raza  y el mejor adulto de raza de cada una de las razas que está juzgando.
Los ejemplares ganadores de cada raza, compiten por el mejor de grupo tanto en cachorros, jóvenes y adultos.

El ganador del grupo compite por el mejor de exposición. Lo que significa que en el final de exposición tendremos en pista 10 ejemplares para cada una de las categorías (cachorros, jóvenes, adultos).

lunes, 30 de junio de 2014

Notas y consejos

                          


Nota en la revista Mundo Mascota
  El arte de la crianza responsable
                                                                Por Marita Subiza

La experiencia de años dedicados a la crianza responsable de perros de raza  Boyeros de Berna en los últimos veinte años  me ha permitido aprender mucho con respecto a la misma, con aciertos y también con errores. Por eso, en esta nota trataré de que esa experiencia ayude  a aquellas personas interesadas en adquirir una mascota y que luego, ya sea porque desean simplemente tener un cachorro  de su perro o bien porque quieren encarar la crianza de ejemplares con una finalidad de comercial, deciden dedicarse a la crianza. Desde ya debo adelantarles a estos últimos  que criar con responsabilidad, la única forma permitida y honesta, implica invertir mucho dinero.
Como criadora de la raza Boyero de Berna desde 1996 debo confesar que realmente me mueve algo emocional. No estoy segura si yo los elegí o ellos me eligieron a mí. Desde que conocí el primer Boyero, me enamoré del temperamento afectuoso y del aspecto atractivo que los caracteriza.  Como criadora de Boyero de Berna, mi objetivo es conservar y perfeccionar las virtudes de la raza tan especial: estructura robusta y armoniosa, carácter equilibrado, celoso guardián de su territorio y excelente compañero. Una vez establecidas las características generales de los ejemplares, he tratado de mantener una tipicidad dentro de mi criadero. Lograr esto lleva años de selección, buscando siempre lo mismo, perros que cumplan con su estructura  y temperamento.

Para mantener la tipicidad comentada, de cada lechigada que nace en el criadero se deben seleccionar y conservar los mejores ejemplares, es decir, aquellos que más se acercan al tipo ideal que se pretende. No es tarea fácil, ya que a veces, aun en una camada numerosa, no aparecen cachorros con las características correctas para asegurar la homogeneidad y el mejoramiento progresivo del criadero. La búsqueda va dirigida entonces a los ejemplares que mejor obedezcan a los criterios de estructura, colores y temperamento.  Cuando he traído ejemplares del exterior, los seleccioné con ese mismo concepto, atendiendo al  tamaño de la cabeza, que debe ser  importante, buenos aplomos, buenos movimientos, ojos oscuros, temperamento inmejorable, mordida  excelente, sin faltas dentarias, buen implante de orejas y cola, excelente dorso,  caderas y codos.
Si  obtengo productos con estas características sé que voy por el buen camino en el perfeccionamiento de la raza. Para lograrlo, estudio, hago cursos, asisto a congresos y sé escuchar los consejos de criadores expertos en el exterior y de otros criadores responsables de nuestro país, así como los consejos de mi veterinario de cabecera. 
Otro aspecto a tener en cuenta es ser cuidadoso al momento de dar servicios a perras ajenas al criadero. Se debe ser riguroso en la exigencia de las placas radiológicas que certifiquen la ausencia de displasia de caderas y codos, y en los análisis de laboratorio para enfermedades infectocontagiosas. De la misma manera, no se deben aceptar cruzas con ejemplares que no posean las características esenciales de la raza.  Hay que cuidar la excelencia de la línea de sangre del criadero, lo que permite andar sobre pasos seguros y evita encontrarse con sorpresas desagradables. Afortunadamente, en la Argentina contamos con criadores de Boyeros de Berna muy responsables que han llevado a que nuestros ejemplares puedan competir  a nivel internacional, obteniendo los principales reconocimientos. 


Los 10 raglas del criador responsable
Cuidar el estado sanitario del criadero
Vigilar el estado sanitario cachorros
Limitar la cría
Elegir bien a los futuros propietarios
Fijar especialmente el temperamento
Buscar ejemplares lo más lejos posible en cuanto a línea de sangre
Hacer el seguimiento de las crías
Dar descanso de las hembras
Sociabilizar adecuadamente los cachorros
Observar el buen control veterinario

La importancia de la convivencia con la madre y los hermanos en la educación del cachorro
Para obtener un perro equilibrado, de buen temperamento, sociable y obediente es necesario contar con una madre                  que posea esas mismas cualidades. Por esta razón, si bien tanto el macho como la hembra aportan el mismo 50 % de carga genética, es más importante una buena madre que un buen padre.  El perro al nacer trae una herencia de miles de años de convivencia con el hombre que lo condiciona naturalmente a compartir el mundo, pero esta sociabilidad innata se puede perder o alterar si no se complementa con la apropiada educación que recibe de la madre y con el entrenamiento que ejerce jugando con sus hermanos de lechigada.
O sea que la primera premisa de una buena crianza canina es elegir una hembra con condiciones óptimas para ser una buena madre. La segunda es respetar el tiempo que la misma necesita para modelar el carácter de sus cachorros.
Los etólogos consideran que este tiempo de convivencia no debe ser menor de ocho semanas. Durante el mismo, la madre ejerce plenamente el papel de educadora de las conductas de sus hijos mediante un sistema de premios y castigos. Sin coartar sus avances  exploratorios, va a ir corrigiendo las acciones que considera inapropiadas.  A medida que la madre va disminuyendo su atención sobre los cachorros, estos enfocan su vida social hacia los hermanos.
Un cachorro separado prematuramente de su madre y sus hermanos puede presentar posteriormente anomalías en sus relaciones sociales con los humanos y con otros perros.

Las fases en la maduración del cachorro
Los especialistas consideran que en la formación del carácter del cachorro se suceden las siguientes fases:
1.     Fase neonatal: primeras dos semanas de vida, en el cual el cachorro prácticamente duerme todo el día. Solo se despierta para mamar. Defeca y orina por la estimulación lingual de la madre. En este período se recomienda manipular el cachorro para estimular la maduración del sistema nervioso.
2.     Fase de transición: tercera semana de vida, ya con los ojos abiertos se inicia la exploración. Aparecen las conductas de juego. Se independizan la micción y la defecación.
3.     Fase de socialización: de la cuarta a la duodécima semana, importante por la aparición del imprinting o impronta, la etapa fundamental para fijar la conducta del perro. En este período, el animal aprende a reconocer y a convivir con otros individuos de su especie y de su especia amiga, el hombre.  Si se saltea esta fase, los trastornos del perro resultarán muy difíciles de corregir.
  Fase juvenil: desde la decimotercera semana hasta la madurez se

Hijos de La Tregua

 Hija de Margarita y Genaro


jueves, 20 de febrero de 2014

Notas y consejos


RECOMENDACIONES PARA LA ADQUISICION DE UN CACHORRO
Por Marita Subiza

Es el fin de este artículo poder ayudar a todas aquellas personas que están interesadas en adquirir un cachorro. Es importante comprender que la mayorías de estas recomendaciones son generales a todas las razas.
.
La decisión de la compra de un perro, quizás sea el más importante.  Es aquel momento donde  toda la familia decide adoptarlo como un integrante más de la misma. No debe ser una decisión tomada a la ligera, ya que será nuestro compañero a lo largo de muchos años. Debe estudiarse detenidamente cuál es la raza que más se adapta a nuestras necesidades. No todas las razas son para todas las personas, cada una de ellas son diferentes, cada raza debe respetar su patrón genético, no podemos pretender que un animal puramente de compañía tenga aptitudes  de defensa.

Lo que pretendemos es dar una norma general para la selección de un cachorro..

Una vez que hayamos decidido la raza, es importante que el ejemplar a adquirir  tenga sus papeles de inscripción a Federación Cinológica Argentina. No es un simple trámite, ya que  en estos documentos se identifica todo el árbol genealógico de  nuestro futuro perro. Nos garantiza que los perros son criados bajos ciertas normas que nos exige la Federación, así sabemos cuales son sus padres y como es la historia de su progenie, Podemos investigar con los nombre de los padres las futuras aptitudes de nuestro cachorro.

La primer norma de selección  es conocer las cualidades naturales de los padres, y si es posible su línea de sangre ( porcentaje de individuos aptos en su progenie).

Recomiendo  visitar el criadero,  conocer  el ambiente donde fue criado, las condiciones sanitarias y de limpieza.

Como segundo paso evaluaremos la calidad de la madre, su grado de atención con los cachorros, la estabilidad del carácter,. La integración social  o la autonomía del perro dependen en gran medida de la relación con su madre.

Es por eso también  tan importante, no separar el cachorro de su madre hasta que estén dadas las condiciones;  nunca antes de la octava semana. La madre juega, enseña, pone limites, en el mismo idioma, por lo cual, llevarlo antes es educarlo sin naturalidad y sin los matices sutiles de la auténtica progenitora.

En la camada debemos buscar un cachorro que se integre en los juegos comunes y que busque interacción entre los hermano, con la madre o con los criadores humanos. También es importante  evaluar si ante  un acontecimiento  nuevo, el cachorro muestra autonomía e interés por explorar.

Es importante diferenciar autonomía  de independencia.

Autonomía: Busca jugar con camadas y criadores. Ante la novedad, se acerca a explorar. Acepta correcciones de la madre sin miedo, ante una experiencia mala, se asusta un poco pero después actúa normalmente  Sabe refugiarse en la madre.

Independencia: juega solo y le molesta ser interrumpido por  sus hermanos o criadores. Tiende a ignorar las novedades. Rechaza el contacto con gente nueva. Ante un susto se refugia en un rincón. Esta última condición los hace poco aptos para el trabajo.

El cachorro debe estar desparasitado, por lo menos dos veces, y junto con el cachorro se debe desparasitar a la madre.  Cuando se retira un cachorro de su criadero, debe hacerse un examen parasitológico para tratarlo individualmente si hiciera falta.

No olvidar la conveniencia de solicitar los certificados de libre de displasia de los padres.

Hay que controlar la mordida del cachorro, la que no debe ser  prognático ni enognático. La mordida debe ser en tijera, los dientes  superiores deben apoyarse sobre los dientes inferiores.

Controlar el color de ojos, no son permitidos los ojos celestes.

El manto debe ser tricolor, no puede faltar ninguno de  los tres colore:, negro, blanco y marrón fuego.

Controlar los papeles de FCA, ante cualquier duda consulta previamente con la Federación. No son admitidos papeles de otras instituciones, ya que no tienen valor. FCA es la única entidad reconocida internacionalmente.

Controlar los certificados de vacunación, y desparasitación,

 Marita Subiza

Notas y consejos


El aseo y cuidados de los Boyeros Suizos

Estos consejos van sobre todo dirigidos a los propietarios de Boyeros de Berna, ya que es la raza que tiene el manto largo.

Un cepillado periódico debería ser suficiente parta mantener en forma el pelaje de nuestro perro, recurriendo al baño solo en ocasiones especiales. Sobre este particular, la constancia es la virtud que más cabe destacar.
Dependiendo de la raza del perro elegiremos los útiles dimensionados a la dureza y longitud del pelo.
Primero situaremos al animal sobre una mesa o repisa desde la cuál tengamos fácil y cómodo acceso a toda su anatomía.
Empezamos pasando los dedos por el pelaje del animal, detectando y eliminando todos los objetos y partículas extrañas adheridas al manto, así como posibles nudos.
A continuación cepillaremos enérgicamente con el cardador para quitar la borra en la dirección del crecimiento del pelo, para acabar con un cepillo o gamuza en las razas de pelo corto y con el peine en las de pelo largo, esta vez en las dos direcciones.
Frecuencia: Las razas de pelo largo, con propensión a la formación de nudos, requieren un cepillado diario de mantenimiento, incluso varias veces al día en periodos de muda, mientras en las razas de pelo corto es suficiente una vez por semana.
En general, los perros de ciudad, donde el aire está saturado de polvo y partículas en suspensión que se adhieren al pelo, requieren mas cuidados que los que viven en el campo, donde las condiciones ambientales son más naturales.
En condiciones normales, un par de baños anuales son suficientes para nuestro perro. El aseo rutinario mantendrá en perfecto estado de limpieza a nuestro can. Esta parquedad en los baños no es debida a que a los perros no les guste o convenga el agua, en muchas ocasiones les encanta; es el champú lo que les es perjudicial para el equilibrio de los aceites naturales del pelo.
Por añadidura, el perfume del jabón suele molestar en demasía a nuestro compañero, Comenzaremos duchando al perro con agua tibia empezando por la cabeza y con el que se revolcará a la primera ocasión con tal de recuperar su olor a perro. Así pues, debemos elegir un buen champú y un acondicionador especialmente formulado para perros que ocasione el mínimo trastorno a nuestro compañero.
Tras un paseo por el campo suele ser suficiente un baño con agua tibia para quitar el barro.
Antes de iniciar el baño cepillaremos el perro con el cardador para evitar que el pelo se apelmace.

chorro cerca del cuerpo para que el agua penetre a fondo en el pelaje.
A continuación aplicaremos el champú, primero en la cabeza y luego en el cuerpo, procurando friccionar bien el pelaje. Con la mano cubriremos los ojos del animal para evitar que le entre el jabón.
Enjuagaremos a conciencia procurando eliminar absolutamente todo el champú.
Al finalizar el baño debemos poner especial atención en el secado. Primero, y en el caso que no dejemos que el animal se sacuda, un escurrido de arriba -abajo, delante -atrás con las manos, luego un secado con la toalla en sentido del pelo, para evitar la formación de nudos y finalmente un acabado con el secador, especialmente en las razas delicadas y de pelo largo.  
Los cachorros menores de tres meses son un caso aparte. Solo debemos bañarlos en ocasiones excepcionales y preferentemente bajo consejo veterinario. En todo caso debemos prestar especial atención al champú que utilizamos y sobre todo al secador. En los cachorros es imprescindible el uso del secador tras el baño para procurar que no pasen frío.
Fuente: La red de Los Amigos de los Boyeros de Berna, España 

viernes, 7 de febrero de 2014